VOLVER A CASA

DEVOCIONAL

La indescriptible alegría que produce volver a casa, me hizo pensar en otra forma de alegría, distinta a la que estamos habituados.

Volver a casa, significa volver al lugar donde nos sentimos cobijados, un lugar que no tiene relación con el lujo o con la estética, pero que lo siento cálidamente mío.

Y siguiendo con este pensamiento, hago Memoria que ya no pertenezco a un determinado sitio, sino que soy en verdad ciudadano del Reino.

Y que esa alegría que he tenido al volver a mi casa, no es otra cosa que una especie de anticipo, de lo que será morar en el Reino al lado del Padre y de Jesús.

Solamente así se conciben determinadas alegrías en el corazón, que son maravillosas por lo que representan, pero que son más hermosas si las consideramos desde la perspectiva que somos hijos de Dios.

Doy gracias por esta alegría! Doy gracias por esta certeza!

Mateo 8:11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente,
y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob
en el reino de los cielos.

Diego Acosta / Neide Ferreira

AGRADECIDOS AL SEÑOR

DEVOCIONAL

Son tantas las razones que tenemos para dar gracias al Señor y también para clamar por su Misericordia, que en demasiadas ocasiones solo nos ocupamos de nuestras necesidades.

Es necesario recapacitar sobre esta cuestión, porque es uno de los principales motivos del cíclico proceso de acercarnos-alejarnos a Dios.

Cuando solamente nos preocupamos por lo que consideramos urgente o imprescindible, nos olvidamos todas las razones que tenemos para agradecer la Gracia del Eterno sobre nuestra vida.

Nos convertimos en pedigüeños, extendiendo nuestras manos reclamando sin cesar, pero olvidando que también debemos ser agradecidos y demostrarlo.

El Todopoderoso no precisa de nuestro reconocimiento, pero sí precisa recibir las señales de nuestra confianza y por encima de todo de nuestra obediencia.

Pedir y pedir se convierte en una forma de vivir, alejada por completo de lo que debería ser un continuo agradecer al Padre, de todo lo que nos brinda, aún sin saber nosotros que lo necesitamos.

Salmo 32:10
Muchos dolores habrá para el impío;
mas al que espera en Jehová,
le rodea la misericordia.

Diego Acosta / Neide Ferreira